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“Mi amor por el vino nació desde la cuna familiar… Mi Nono llegó de Italia y los recuerdos que tengo de él siempre se vinculan al mundo del vino, ya que llegó a tener una pequeña bodega en el Este de Mendoza. Lo mismo ocurre con mi papá, tengo recuerdos memorables de acompañarlo a la bodega y probar los mostos muy dulces en fermentación”, recuerda con emoción Pepe Galante.
Con el reciente festejo del Día del Enólogo no podíamos dejar de homenajear a este reconocido profesional mendocino, con más de 45 años de trayectoria y considerado uno de los padres de la enología moderna en Argentina. José Galante comenzó su carrera cuando, recién recibido, se incorporó a Bodegas Esmeralda, en Junín (perteneciente al grupo Catena), que por aquella época producía los vinos de alta gama del grupo.
Un largo camino recorrido
En su rica historia profesional Pepe Galante ostenta el hecho de haber sido partícipe principal -en la parte enológica- junto a Pedro Marchevsky -en la parte agrícola- del proceso de transformación vitivinícola que comenzó allá por fines de los 80 con Catena.
“Fue una época que recuerdo con mucho cariño y emoción, porque se hicieron muchas cosas… Trabajamos mucho, viajamos recorriendo y viendo lo que se hacía en los países productores de grandes vinos y los resultados fueron increíbles. Recuerdo que cuando comenzamos teníamos dos preguntas en la cabeza: la primera, si Argentina podía producir vinos de calidad internacional, y la segunda, si esos vinos podían competir con los mejores del mundo. Hoy, mirando el camino recorrido y todo lo vivido, es muy reconfortante”, expresa el enólogo.
Entre tantos hitos que Galante puede rememorar de su vida profesional, rescata como lo más importante ver el reconocimiento que están logrando los vinos argentinos en el mundo. “Ver desde donde empezamos, el lugar al que hemos llegado y los nuevos desafíos que se imponen hacia adelante para seguir consolidando la calidad y el prestigio del vino argentino, que en definitiva es lo más importante”, sintetiza.
El sueño de la bodega propia
Luego de muchos años de insistencia por parte de su familia, finalmente Pepe Galante se convenció de elaborar sus propios vinos. Así surge en 2011 la primera cosecha de Puramun, su establecimiento cuyo nombre deriva del mapudungun, antiguo dialecto que hablaban los pueblos originarios del Valle de Uco y que significa “cosecha”, pero también “búsqueda y encuentro”.
“Le ponemos mucho cariño y pasión a los vinos que hacemos. El tema de la bodega familiar fue algo que se fue decantando con el tiempo. Poco a poco se fue transformando en una necesidad familiar, tener nuestro propio vino. Mi esposa y mis hijos son el gran apoyo que tengo, sin ellos no lo habría logrado nunca”, aclara Pepe.
Para finalizar, el respetado enólogo reafirma sus ganas de seguir trabajando “de la misma forma que hasta ahora, con las mismas ganas con que lo estoy haciendo. Lo maravilloso que tiene esta profesión es que cada nueva cosecha es un nuevo desafío, es un renacer, renovar esperanzas e ilusiones”.